REZAR CON LOS FOYERS DE CHARITÉ

Texto de Marta Robin sobre la oración

« ¿Quién dirá lo que la oración puede poner y prodigar en un alma, como verdad, paz, fuerza, consuelo, esperanza?
Ella no sólo es luz, sino que es calor, es vida.
La oración es el perfume que seduce, la frescura que cautiva, el imán que atrae, la gracia que embriaga, la dulzura que encanta.
Si el alma está triste, la consuela, si duerme, la despierta, si está alegre, la modera, si está en las tinieblas, es un rayo divino que suavemente desciende sobre ella y la transporta en Dios. »

Marthe Robin

 

Cada día, los miembros de la comunidad y los ejercitantes se entregan a Jesús a través de María. Por eso dicen la oración: «Te escojo hoy, oh María» También es mediante esta oración como los miembros de la comunidad se comprometen definitivamente en la obra de los Foyers de Charité.

 

Te escojo hoy, oh María

Te escojo hoy, oh María, en presencia de toda la corte celestial por Madre y Reina mía. Te entrego y te consagro con toda sumisión y amor mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y exteriores, y hasta el valor de mis buenas acciones pasadas, presentes y futuras, dejándote entero y pleno derecho de disponer de mí y de todo cuanto me pertenece, sin excepción, según tu agrado, para mayor gloria de Dios en el tiempo y en la eternidad.

Saint Louis-Marie Grignion de Montfort

 

Otras citas de oración marcan el ritmo del día en cada Foyer de Charité: Eucaristía, adoración eucarística, rosario en particular. Usted puede unirse a ello si lo desea, poniéndose en relación con el Foyer más cercano a su casa.

 

Oh, Madre Amadísima

Esta oración de Marta Robin escrita un Día de Todos los Santos se la reza cada día en los Foyers de Charité.

Oh Madre Amadísima,
Tú que conoces de manera tan perfecta los caminos de la Santidad y del Amor,
enséñanos a elevar frecuentemente nuestro espíritu y nuestro corazón hacia la Trinidad,
a fijar en Ella nuestra respetuosa y amorosa atención.
Y puesto que Tú caminas con nosotros por los senderos de la Vida Eterna,
no permanezcas extraña con los débiles peregrinos que tu caridad desea tanto reunir;
vuelve hacia nosotros tus miradas misericordiosas,
atráenos a tus claridades, inúndanos en tus dulzuras,
llévanos en la luz y en el Amor,
llévanos siempre más lejos y más alto en los esplendores del Cielo.
Que nada pueda jamás turbar nuestra paz,
ni apartarnos del pensamiento de Dios,
sino que cada minuto nos lleve más adentro
en las profundidades del insondable Misterio,
hasta el día en que nuestra alma
plenamente abierta a las iluminaciones de la unión divina,
lo vea todo en el eterno Amor y en la unidad.

Marthe Robin